martes, 14 de octubre de 2014

Sicap Mermoz

Ya es sábado y tengo que madrugar para reunirme con la familia con la que voy a pasar el mes de septiembre. El padre me llamó por teléfono el día anterior para decirme que debía encontrarme con ellos en su casa a las nueve de la mañana porque tenían pensado salir de Dakar hacia Joal a las diez. La puntualidad no es lo mío, algunos bien lo saben, por eso esa mañana me esforcé muchísimo en ser puntual, no quería quedar mal con la familia el primer día... llegué a las nueve y diez, no está mal para mí...  pero sí estuvo mal para ellos, porque justo en el momento en el que confirmaba con el taxista la dirección que la familia me había pasado,  el padre me llamó por teléfono para decirme que aún estaban durmiendo y que si podía ir más tarde... bueno, así desayuno tranquilamente, pensé yo... y eso que ya había desayunado en el hotel... pero con las prisas de llegar puntual no había tomado más que un té y un poco de pan con <<Chocopain>> que es como la Nocilla, pero de cacahuetes...
Decido ir a buscar una cafetería con terraza para tomarme un café con leche sentada al aire libre mientras leo, como he hecho mil veces en Barcelona y así hago tiempo hasta que la familia me diga que ya se ha despertado. Buscando la deseada terraza oigo que un par de chicos me gritan:  ¡Bonjour madame! Intento hacer como que no me entero pero ellos insisten y además me muero de curiosidad por ver quien me llama porque oía que las voces venían desde lejos, o desde alto... y es que al levantar la vista veo que están ¡en una azotea!... a pesar de lo original y divertido que parecía al principio luego no lo fue tanto porque la conversación fue la de siempre... que de dónde eres, que si Barcelona o Madrid, que si que buenos el Messi y el Iniesta...  así que enseguida me aburro y sigo buscando la cafetería... pero, ¡ay! ¡ilusa de mi! Un poco más y tengo que volver a coger un taxi para regresar a la casa por lo que había andado y porque casi me desoriento... que, como la puntualidad, la orientación tampoco es lo mío... y es que cafeterías con terraza por aquí no hay, eso no se estila aquí, tenía en mi cabeza encontrarme con un bar cutre de los de toda la vida del estilo al que yo tenía debajo de casa donde Santi preparaba un café buenísimo... y lo más parecido a eso que encontré fue un carrito ambulante, estilo paradita de algodón de azúcar de la feria, aparcado al lado de un trozo de pared a medio construir...
Como tenía tiempo y ganas de tomarme un café, me acerqué al chico del carrito, un poco resignada pero aún con esperanzas... Al pedirle un <café au lait> el chico cogió un vasito de plástico y lo llenó hasta la mitad de agua caliente que tenía en un termo enorme, luego añadió un sobre de una dosis de Nescafé, un par de cucharadas de leche en polvo y tres cucharadas más de azúcar y me dio esta poción, que ya me hubiera gustado que hubiese sido mágica para que hubiera sabido a mi añorado café del bar Menta... al pagarle los 50 CFA, unos 10 céntimos, me senté en un pedacito del trozo de pared que quizás se había quedado sin construir para que yo me sentara... quité de mi cabeza la posibilidad de además comer algo pero no me resigné a quedarme sin leer, así que saqué el libro que llevaba y lo abrí por donde lo había dejado justo al guardarlo en el avión antes de aterrizar en Dakar... no había leído ni un párrafo cuando me di cuenta de que el café que tanto anhelaba sabía a de todo menos a café... y de que es imposible estar sentada dos minutos en la calle sin que nadie te diga nada... se me acercó un chico, que resultó ser uno de los que me había gritado desde lo alto del edificio, le pregunté si trabajaba en la construcción y estaba haciendo alguna obra en el terrado del edificio pero me dijo que no, que aquello era la sala de musculación donde iba cada día a hacer ejercicio y que al verme pasar por delante, y dos veces además... había decidido bajar hasta donde yo estaba para no perder la oportunidad de conocerme... ¡Qué bonito! ¿no? ¡Y más en francés! Aunque luego hice memoria y recordé que eso ya me lo habían dicho también en Dakar... igual es una frase típica aquí para ligar, como nuestro antiguo <¿estudias o trabajas?> o <tu cara me suena, ¿nos hemos visto antes?>... mientras hablaba con él oigo que me suenan las tripas y decido aprovecharme de su compañía y le pregunto dónde puedo comer algo. Me lleva hasta otro chiringuito donde un señor me prepara, por un euro y medio, un bocadillo de media baguette de tortilla de cebolla y pimienta... ¡toma ya! No son aún ni las diez de la mañana y ya tengo el estómago revuelto de tanta cosa rara y la boca ardiendo al primer bocado del sándwich tan potente... pero al menos puedo sentarme en un banco... que no es como las mesas y las sillas a las que estoy acostumbrada pero si que es lo mejor que he encontrado por el momento...

Hora y media después el padre me llama para decirme que ya se han despertado. Voy hacia la casa con la idea de que ya estarían metidos en el coche para irnos cuando me dicen que aún tienen que desayunar... veo que la puntualidad tampoco es el fuerte de esta familia... cuando me ofrecieron desayunar con ellos estuve a punto de decirles que ya había desayunado pero luego pensé en que igual allí podía tomarme un café como Dios manda así que me senté con ellos a la mesa... <tenemos Kinkeliba (el mismo té que había en el hotel) y Café Touba> me dicen, y yo, haciéndome como la que duda un poco para que no se note mi desespero digo: um, café mismo. Primero tuve que esperar como cinco minutos a que el café se enfriara un poco (no sé cómo pueden tomarse las cosas tan calientes con este calor que hace) y cuando por fin pude beber algo del anhelado café casi lloro de la pena, la rabia, la frustración, el mono o todo junto... porque para mí que aquel café se les había quemado, tenía un sabor fortísimo y no estaba nada bueno... me espero a ver cómo reaccionan el padre y la madre y cuando veo que ellos se lo beben tranquilamente mientras hablamos, me doy cuenta de que el café touba es así... <es que tiene especias> me dicen... y decido resignarme y no tomármelo... <¿quieres otra cosa?> me preguntan, y casi les digo, entre lágrimas, que quiero que vengan Santi y su máquina de café y sus mesas y sillas roñosas y su pedacito de terraza en la calle Lepanto...

3 comentarios:

  1. ay Darling !!!!! que bona que ets, me río mucho con tus historias (he escrito en castellano porque quedava major), una abraçada !!!! Bonne nuit !!!!

    ResponderEliminar
  2. Maite! qué bueno que eches cositas de menos! estás en pleno viaje ya! hahaha realmente te mueves con el aire.. voy a seguir leyendo para ver si me entero de que vas a hacer con la familia :) saludos! abrazos! y mucha fuerza y amor!!

    ResponderEliminar
  3. Qué guay esto de los mensajes anónimos! Así puedo entretenerme pensando quién me escribe según lo queme dice!!!

    ResponderEliminar