viernes, 5 de septiembre de 2014

Ser la misma en otra parte lo cambia todo

Estrenando el miércoles 20 de agosto, hora local, aterrizaba, sola, en Dakar. El primer trámite: acabar el sellado del visado. El primer timo: los 20 euros que el oficial me pedía por la foto del visado y porque era la primera vez que iba a Senegal...

Cuando salí de allí tuve claro que me había timado por pardilla... aunque bueno, no tan pardilla, porque al principio me decía que le diera 50 euros...  Cuando le di un billete de 50 me preguntó cuánto cambio debía darme, no sé si me preguntaba porque él no sabía contar y me pedía ayuda... o me preguntaba por si yo no sabía contar y le decía otra cosa que le beneficiara a él... el caso es que pude ver como el oficial, tranquilamente, guardaba mis 50 euros y, del mismo bolsillo donde se los metía, sacaba mis 30 de cambio... fue después, ya en el taxi de camino al hotel, que caí en que yo no había leído nada de tener que pagar en el aeropuerto... y de que el oficial se había olvidado de darme un recibo...  quizás porque me había timado, ¿no?
Pero reflexionando sobre ese timo estaba ya metida en otro, y de ese si que había leído... al subir al taxi negocio el precio del trayecto con el taxista... 10.000CFA (unos 15 euros) y a medio camino me dice que está lejos, que no sabe bien donde está y que será más caro... le digo que no puedo darle más, que ya hemos decidido el precio y que si no quiere llevarme que pare el taxi que me bajo allí mismo... me dice que allí no me deja, que es peligroso y que no paran taxis y, enfadado, me lleva hasta el hotel... efectivamente no sabe dónde está y tardamos muchísimo en encontrar el cuchitril que había reservado por internet.... aun así, al llegar le di lo que habíamos acordado al principio y no 15.000 CFA (unos 22 euros) como me pedía después... al dárselo me dijo algo entre dientes que no entendí, aunque si entendí su mirada...

Ansiosa por poder comunicarme con la gente me compré una tarjeta de teléfono para mi móvil. Fue antes de coger el taxi, justo a la salida del despacho del oficial. 5000 CFA (unos 7euros) me pedían las chicas vestidas con tejanos y camiseta ajustada promocionando la compañía... yo les decía que no me hacía falta tanto saldo y ellas intentaban convencerme...que sí mujer, para llamar a tu país...
Al final quedamos en 2000 CFA (unos 3 euros), al darle el billete de 5000 me devolvían 1000 de cambio, al ver mi cara cogió mi móvil y me enseñó los mensajes de bienvenida de la compañía con la información del saldo, 2000 CFA  de recarga y 2000 de bonus... ¿bonus? Dije yo, ¿me vas a cobrar por lo que la compañía me regala? De acuerdo, dijeron la chicas y, resignadas, me dieron mis 3000 CFA de cambio...

Con todo este cúmulo de sensaciones, añadiéndole las varias despedidas de los días anteriores y de ese mismo día, y que para mi eran casi las cuatro de la mañana, pensaba en la cama que tenía reservada en la habitación compartida del hotel... entré sigilosamente para no despertar a las otras cinco personas que debería haber en las otras camas... pero no hizo falta mucho sigilo, no había nadie más en la habitación... había emprendido este viaje sola y sola seguía estando...

Estaba entre entusiasmada y exhausta, entre ilusionada y acongojada... y, como una niña pequeña, dormí con la luz encendida... si es que,  como dicen en el cuento de Princesas de Philippe Léchermier y Rebecca Dautremer, ser la misma en otra parte, lo cambia todo.

1 comentario:

  1. Que bien lo relatas, son capítulos de un libro que deberías escribir.

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